Con los resultados del Super Tuesday a la vista, solamente quedan dos precandidatos a la nominación demócrata: Joe Biden y Bernie Sanders. Uno progresista y el otro demócrata-socialista, estos candidatos entran en la fase final para decidir quién se medirá con el Presidente Trump. Si bien ambos son demócratas, Biden y Sanders tienen puntos de acuerdo y divergencias. Mientras tanto, Trump espera y se refugia en los indicadores económicos.
Quien lleva la delantera en delegados convencionales hasta ahora es Joe Biden. Este veterano de la política, con 77 años, ha sido Senador por Delaware por más de treinta años, y luego Vicepresidente de Barack Obama. Su programa económico tiene un perfil que satisface al votante progresista. El mismo incluye subir el salario mínimo a USD 15 por hora, incorporar salario en ausencia por enfermedad y paternidad o maternidad, subir los impuestos a la ganancia de capital y de renta corporativa, expandir el programa de energía nuclear como sustitución de combustibles fósiles, y reducir las emisiones de carbono. Sin embargo, en otras áreas se muestra más centrado. Biden se muestra favorable a fortalecer el presupuesto de defensa y mantener tropas en el extranjero. A nivel comercial propone ir a la mesa de negociaciones del CPTPP (ex TPP, del que Trump se retiró). En lo que refiere al aborto, ha tenido diversos posicionamientos que tienden a uno regulado y restringido.
El contendiente, con un perfil más radical, es Bernie Sanders. Sanders, quien propone un modelo socialista democrático, tiene su agenda signada por propuestas que implican un fuerte rol del Gobierno Federal. Propone un programa de vivienda subsidiada, que incluye controles de alquileres e impuestos al mercado inmobiliario. Nuevamente insiste con fortalecer impuestos a las personas de mayor renta, a las ganancias de capital, a las ganancias empresariales y crear impuestos a la actividad financiera y al patrimonio. Además ha sido un fuerte defensor de educación terciaria gratuita y cancelar la billonaria deuda estudiantil mediante fondos federales.
Sin embargo, sus apuestas programáticas más radicales incluyen el cierre de todas las centrales nucleares, prohibir el fracking, eliminar las emisiones de carbono y transformar la matriz productiva y energética mediante un Green New Deal. Además busca bajar el gasto de defensa, reducir el despliegue militar el exterior y revisar el USMCA. Y por si fuera poco, eliminar el Electoral College.
Donald Trump llega con una serie de logros para mostrar que puede atraer a propios y ajenos. El principal de ellos: el desempeño económico.
El desempleo en el país alcanzó su nivel más bajo en los últimos 49 años con la creación de 4 millones de puestos de trabajos. Y esto ha beneficiado especialmente a las minorías y poblaciones vulnerables: los negros, asiáticos y latinos registran las tasas de desempleo más baja desde que son registradas. Además las mujeres registran su desempleo más bajo en los últimos 65 años. También hubo rebajas impositivas de las que muchos se han beneficiado. La media de ingreso de los hogares es la más alta registrada. El mercado de valores también ha tenido un buen desempeño, particularmente con un S&P 500 creciendo vigorosamente impulsado por las compañías de TICS, consumo discrecional y salud.
Si bien estas tendencias económicas empezaron en las presidencias de Obama, la Administración Trump tiene los récords, y ha logrado apropiarse de ellos.
A nivel de política exterior, los primeros meses dieron la impresión de ser bastante errática, o al menos controversial: la retirada del TPP, la revisión de NAFTA, las críticas a la OTAN, el enfriamiento de las relaciones con Cuba, la retirada del Acuerdo de Paris, la no rectificación del Pacto Nuclear con Irán, una retórica elevada de tono con Corea del Norte, la guerra comercial con China y la retirada del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sembraron la sospecha de que la administración Trump podría estar cediendo espacio a nivel internacional.
Sin embargo, algunos logros de alta visibilidad como la eliminación de Abu Bakr al Baghdadi (líder del Estado Islámico, que también fue declarado como derrotado) y de Soleimani (Comandante de las fuerzas de elite Quds de la Guardia Islámica de Irán); la firma del USMCA, el preacuerdo comercial con China, y la mudanza de la embajada a Jerusalén (no necesariamente un logro, pero si relevante para parte del electorado de Trump), le dan cierto crédito. Y para coronar esto, un Plan de Paz para Medio Oriente es provisto como forma de avanzar su imagen de líder internacional.
El punto más frágil que el Presidente deberá sortear quizás sea su imagen personal (probablemente afectada por el impeachment, sin mencionar los escándalos de su vida privada y su carácter). Pero si logra mantenerse en el guión y mostrarse presidenciable como lo hizo durante su último State of the Union, puede obtener ganancias en credibilidad.
Además, el desempeño que tenga el gobierno federal para resolver la crisis sanitaria y económica provocada por el Covid-19, seguramente sea tenido en cuenta por el electorado. Su comportamiento frente a lo que puede ser el mayor reto de su administración podrá catapultarlo o comprometer su futuro político.
Pronosticar precandidatos y resultados presidenciables en Estados Unidos es una tarea sumamente más compleja que en la mayoría, si no todos, los países latinoamericanos. El intricado proceso de nominación partidario que incluye votos de delegados y superdelegados, sin contar el complejo Electoral College, todavía parece muy lejano como para adelantar resultados. Sin embargo, el 28 de abril esto puede cambiar. En esa fecha se celebran las Primarias Acela (Connecticut, Pennsylvania, Delaware, Maryland y Rhode Island). Ese día, un 90% de los delegados convencionales quedarán designados, por lo que este día puede ser decisivo en la carrera electoral. Lo cierto es que Biden y Sanders son candidatos muy distintos, y la campaña de Trump no será la misma con el primero que con el segundo.
Las ideas aquí expresadas pertenecen al autor del artículo y no necesariamente son las de la Fundación Rioplatense de Estudios.
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